sábado, 30 de abril de 2011

La vida light
Light es la palabra mágica que hoy se esta de moda y con la que se trata de vender una serie de productos de menor valor energético para conseguir una línea esbelta, como por ejemplo la coca-cola sin cafeína, la cerveza sin alcohol, el tabaco sin nicotina, la sacarina o el queso sin grasa, entre otros.
Su proliferación tuvo lugar en EE.UU con la práctica de jogging y del ejercicio en los gimnasios, después llego a Europa y se extendió a todo el mundo.
  
La palabra light se caracteriza por que todo esta desvalorizado, carece de interés y la esencia de las cosas ya no importa, solo lo superficial es cálido.
Indiferencia por saturación
Hay de todo en exceso, y el hombre indiferente no se aferra a nada, no tiene verdades absolutas ni creencias firmes, y solo quiere toneladas de información, aunque no sepa para qué; deserta de cualquier compromiso, menos del que tiene consigo mismo, y así se convierte en un ser megalómano.
Estamos en una vida cóctel-devaluada: una mezcla de verdades oscilantes, una conducta centrada en pasarlo bien y consumir, en interesarse por todo y, a la vez, no comprometerse en nada. Todo se puede acomodar, todo es transitorio, pasajero, relativo, incorrecto, y hasta la democracia, la vida conyugal o de pareja se vuelven light.
La discusión actual esta vacía, los medios de comunicación se prestan a darnos noticias e informaciones que dicen nada. Mediocridad pública, una especie de socialización de la trivialidad y de lo mediocre.
El ascenso del egoísmo humano hasta cotas demasiado altas, que constituye uno de los males de nuestro tiempo: la insolidaridad, el preocuparse de uno mismo. Esto lleva a la ausencia de grandes ideales y en la caída de los valores humanos.
El narcisismo, la búsqueda personal constante y la obsesión por el hedonismo inmediato hacen al hombre indefenso y propenso a hundirse en cualquier momento. Por otra parte, las actividades habituales se vuelven cada vez más difíciles: la educación de los hijos, mantener un matrimonio estable, saber transmitir un orden y una disciplina al educar, ejercer la autoridad, engordar, irse de vacaciones.

¿Qué hacer?
Luchar por vencer la vida light porque esta conduce a una existencia vacua, y volver a recuperar el sentido autentico del amor a la verdad y de la pasión por la libertad auténtica.
Una sociedad indiferente
La soledad y la comunicación interior suelen formar una estructura que el hombre light no se da y en la que hay banalidad, porque no se da y en la que hay banalidad, porque no se interroga nada trascendente que le obligue a replantarse la existencia de otro modo. Es una soledad sin rebelión personal y sin análisis.
El hombre light se parece al hombre esquizoide: tiene una doble vida, sin relación entre profesional y la humana, por lo que esta dicotomía deja entrever su incoherencia.
Literatura light
En el campo de las lecturas nos encontramos con lo light, la literatura kleenex, es decir, literatura rápida para lectores fáciles. Usar y tirar, las editoriales que las publican casi no cuentan con ellos cuando ha transcurrido algo mas de un año. Literatura de consumo rápido, sin casi nada denso que merezca realmente la pena si no es combatir  el aburrimiento de una tarde de vacaciones. Es una forma light de estar al día, que también es aplicable a las revistas del corazón. Todos hablamos de lo mismo, el mundo se hace pequeño, los temas son cercanos, las conversaciones son unidireccionales.
Un nuevo ideal la comodidad
Estamos ante una sociedad que tiende a la masificación en cualquiera de sus ámbitos:
a)    Acumulación de individuos donde solo los singulares son capaces de ser personas.
b)    Despersonalización alienante: un hombre sin la fuerza que dan los ideales, obsesionado y dirigido por los medios de comunicación.
c)    Igualitarismo en decadencia.
d)    Carencia de un proyecto de vida: lo que importa es tener, comprar más y consumir febrilmente.

Vivimos en una sociedad triste, sin ilusión, distraída por cuestiones insustanciales, en la que son necesarias mucha fuerza, tesón e ideas claras para salir de ahí. Pero no es fácil.  La cotidianidad invita a seguir en ese carrusel. Hay que proyectar y ensayar un nuevo esquema para escapar de estas redes que hacen mucho ruido, pero que no satisfacen el corazón humano. El hombre light no es feliz: tiene una cierta dosis de bienestar, pero no puede saborear lo que es la felicidad, aunque solo sea de forma esporádica; tiene placeres, pero sin la verdadera alegría, ya que esta centrado en si mismo, en una egolatría sutil en la que se encuentra atrapado.

Garabatea: Janett del Carmen Montiel Cadena

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