lunes, 10 de enero de 2011

Freire, Pablo (2004) “práctica de la pedagogía Critica” en El grito manso, México, Siglo XXI, pp. 19- 58.

FICHA DE COMENTARIO
Práctica de la pedagogía crítica

Toda práctica educativa implica indagación: que pienso de mi mismo y de los otros. Es la experiencia social la que en última instancia nos hace, la que nos constituye como estamos siendo.
Todo ser humano que se ocupe de la enseñanza, tendrá que adquirir el compromiso de hacer de esta praxis una labor de conciencia en primer paso al docente. Que es el que cambiara el panorama de su contexto laboral.
La invención de nosotros mismos como hombres y mujeres fue posible gracias a que liberemos las manos para usarlas en otras cosas.

Y como usar las manos sin terminar en el autoritarismo ante el alumno, es laborioso pero posible, tanto porque teniendo como actores a estudiantes. Eso significa que el alumno está inhabilitado para ejercitar su autoridad, la crítica social, hablar y sentirse responsables de lo que dicen porque el miedo al castigo, a la represión, a no concluir sus proyectos de vida, o quizá a no terminar sus aspiraciones académicas.

La conciencia del inacabamiento creo lo que llamamos la “educabilidad del ser”. La educación es entonces una especificidad humana.

Todo aquel que ha tenido la fortuna de ejercer su oficio como docente o instructor, se ha sometido a la educabilidad de su ser, porque con el paso del tiempo y de la exigencia misma de su trabajo ha tenido que aprender a ensayo y error. Aun así los profesores de escuelas normalistas tienen que experimentar esto, de la teoría a la práctica hay un gran camino.

Muchos siglos antes de saber leer y escribir los hombres y las mujeres han estado inteligiendo el mundo, captándolo, comprendiéndolo, “leyéndolo”. Esa capacidad de captar la objetividad del mundo, proviene de una característica de la experiencia vital que nosotros llamamos curiosidad.

Nunca dejamos de aprender, y es que el medio nos enseña, y todas las cosas con las que nos relacionamos nos dan la palanca para seguir adelante, aun para aquellos docentes que se han resistido al cambio, la misma naturaleza les exige o les reprocha que sus acciones ya pasaron de moda, pues cada día tenemos alumnos nuevos, sin conciencia, sin ganas de aprender, sin motivaciones menos preocupados por aprender para la vida. La misma vida les enseña pero al darse cuenta ya pasaron sus mejores días para emprender algo nuevo. Nunca es tarde para aprender pero entre más pronto más tiempo tendremos por hacer algo por nuestro planeta.

No hay búsqueda sin esperanza, y no la hay porque la condición del buscar humano es hacerlo con esperanza.

La esperanza es como el sueño de todo ser humano, que cuando ya se cumplen podemos decir que valió la pena la espera. Soy de la idea de que esperanza es lo mismo que ilusión, quien no en la actualidad sueña con tener un buen trabajo, un excelente salario, buena salud, una casa con todas las comodidades, un buen amor, una buena relación sexual, unos hijos obedientes, no tener problemas es tu trabajo, ganarte todos los bonos, no pagar tantos impuestos, ganarse la lotería, tener una profesión bien remunerada, una educación espiritual que no te limite, etc.

Todos tienen ilusiones o esperanzas de alcanzar-lograr aquello, pero el punto está en la búsqueda para lograrlo. En su mayoría le apuestan a una sola cosa y que lo demás vendrá por añadidura, he ahí la cuestión se pierde la esperanza cuando ya te llega, ya no hay anhelo de buscar más.

Mi labor docente, ha sido hasta ahora la más importante en mi vida. Y no porque sea bien remunerada económicamente, sino porque puedo entender a los alumnos, lo que sienten, lo que quieren, lo que detestan, lo creen que por derecho les corresponde, lo que se merecen, lo que los maestros no saben, lo que odian de los maestros, lo que carecen sentimentalmente, su agresividad, su ansias de preguntar que nunca hacen por miedo y falta de confianza. La situación educativa en la escuela es de pequeñeces que se convierten en la frustración de los alumnos o la falta de ganas de seguir llegando a clases.

El tiempo-espacio-pedagógico es lo que me ha permitido ser diferente ante los indiferentes, ante los que ya se resistieron a poner su labor al servicio del pueblo. Los años me han enseñado que el echarle la culpa a los demás no deja nada bueno, al contrario te hace hacerte tonto y seguir reproduciendo lo mismo. Quizá no ha servido de mucho pero yo he cambiado la forma de ver las cosas, y como dice Paulo Freire quien enseña, aprende al enseñar y quien aprende, enseña al aprender.

Cambiar es difícil pero es posible, en esa lucha estamos con alumnos desinteresados, individualistas y la falta de solidaridad. Y es que cada día nos quedamos más solos los docentes en esta labor, ya que la sociedad corrompe casi todo, ya nadie se atreve a echar mano por enseñar valores, el que enseña al fin y al cabo, es la televisión, y la moda.

Para terminar mi comentario como bien cito Paulo Freire: hay que reinventar la forma de pelear pero jamás parar de pelear.

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